LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA
http://www.eumed.net/libros/2005/efb/6g.htm
Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.
PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.
CAPÍTULO 6.- CRECIMIENTO, ACUMULACIÓN Y TENDENCIAS PROFUNDAS: LA ECONOMÍA POLÍTICA.
David Ricardo
Teoría del valor en Ricardo
El término valor, al igual que en Adam Smith, tiene dos sentidos: valor de uso y
valor de cambio. “Poseyendo utilidad, las cosas derivan su valor en cambio de
dos causas: de su escasez y de la cantidad de trabajo necesaria para
obtenerlas”. Sin embargo, la relevancia de unas y otras es radicalmente
distinta.
“Existen algunas cosas cuyo valor está determinado solamente por su escasez.
Ningún trabajo puede aumentar su cantidad y, por consiguiente, su valor no puede
ser reducido aumentando la oferta ... Su valor es enteramente independiente de
la cantidad de trabajo necesaria para producirlas, y varía según el grado de
riqueza y las inclinaciones de los que desean poseerlas.”
“Estas cosas, sin embargo, constituyen una parte muy pequeña de la masa de
artículos que se cambian diariamente en el mercado. La gran mayoría de estas
cosas que son objeto de deseo se obtienen por medio del trabajo; y pueden ser
multiplicadas no sólo en un país, sino en muchos, casi sin límite alguno, si
estamos dispuestos a emplear el trabajo necesario para obtenerlas.”
“Así, pues, al hablar de las cosas, de su valor en cambio y de las leyes que
regulan sus precios respectivos, nos referimos siempre a aquéllas cuya cantidad
puede ser aumentada por el esfuerzo de la industria humana y en cuya producción
la competencia actúa sin restricciones.” (Ricardo, 1821).
Aquí se encuentra uno de los fundamentos claves sobre los que se asienta la
Economía política de Ricardo y, también, de los economistas clásicos y que,
posteriormente, serán abandonados de la mano de la Economía marginalista.
La Economía política ricardiana tiene en la producción los cimientos sobre los
cuales se desarrolla todo su esquema analítico. Como nos recuerda Pasinetti
(1974), la teoría del valor ricardiana descansa fundamentalmente en los costes
de producción medidos en unidades de trabajo. Ricardo se preocupa exclusivamente
de las mercancías que resultan de un proceso de producción; y de estas
mercancías lo que le preocupa no es el precio efectivo o de mercado que resulta
de desviaciones accidentales y temporales; por contra, el centro de su
preocupación es el «precio natural y primario», derivado de las condiciones
técnicas de producción. Estas condiciones técnicas remitían a la cantidad de
trabajo incorporado en la producción de las distintas mercancías. El valor
(natural) relativo entre dos mercancías está en proporción directa a la relación
del trabajo incorporado.
No obstante, a este principio general, el propio Ricardo reconoce una serie de
excepciones que discute más abiertamente en su tercera edición de los
Principios. Estas excepciones son presentadas en tres grupos: a) proporciones
diferentes de capital fijo y circulante; b) duración temporal desigual del
capital fijo; y, c) distinta rapidez de retorno del capital circulante.
Junto a éstas, existe un punto en que también se ve cuestionado el principio
general ricardiano, el cual fue criticado abiertamente por sus contemporáneos:
incluso aunque las cantidades relativas de trabajo necesarias para producirlas
sigan siendo las mismas, una variación en la distribución de la renta comporta
un cambio en el precio relativo de dos mercancías. Ésta será una dificultad
adicional importante a la búsqueda de su patrón invariable de valor. Dificultad
que nace en parte de las relaciones terminológicas entre acumulación y
distribución.
Sin embargo, aunque reconocía estas excepciones, Ricardo mantuvo en lo
fundamental su teoría y trató de vencer los reparos apelando al orden de la
magnitud de las desviaciones causadas, que por su parte consideraba que las
excepciones sólo podían provocar insignificantes desviaciones a su regla
general.
Este proceder encaja perfectamente en la actitud ricardiana de buscar siempre
los fundamentos de las cosas. Las relaciones de detalle sólo le preocupaban a la
luz de las tendencias básicas; cuando resultaban demasiado complicadas y creaban
dificultades, aquéllas que consideraba menos importantes eran congeladas
mediante toscos supuestos (Pasinetti, 1974). Pero, este modo de proceder está en
parte detrás del fracaso ricardiano en solucionar el problema que subsiste en su
teoría del valor. Ahora bien que Ricardo no consiga resolver los problemas
fundamentales que plantea en sus Principios y que algunos de ellos encuentren,
de la mano de Sraffa (1960), su resolución un siglo más tarde, no significa en
modo alguno, como recuerda Napoleoni (1973), que éstos no fuesen problemas
fundamentales de la Ciencia Económica.
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