Programa

Economía Política CNBA - Propuesta Ricardo Romero

Presentación

El curso está estructurado para el calendario académico del Colegio y en base a los contenidos mínimos del Plan de Estudios, que se compone de tres partes y seis unidades.

El abordaje de la materia se realiza bajos dos ejes generales. En primer lugar: se exponen las diferentes corrientes teóricas del pensamiento económico, delimitando el campo de “lo económico” y la forma de abordaje del mismo, realizado por parte de la Economía Política y la Economía. Incluyendo algunas visiones de economistas argentinos. A la vez, los conceptos elaborados por las distintas escuelas se estudiaran directamente desde las fuentes bibliográficas, se analizarán su aplicación práctica tanto en su contexto histórico y como en la actualidad.


En segundo lugar, se profundizan los conocimientos aportados por el instrumental teórico y técnico desarrollados por la macroeconomía y la microeconomía. A su vez, se delimitan los mecanismos de Políticas Económicas en materia fiscal, monetaria y de comercio internacional. Se indaga sobre la formación de la economía moderna en general y la evolución de la historia económica argentina en particular. Se busca desplegar los conocimientos adquiridos, en la búsqueda de un análisis crítico al desarrollo económico actual y la viabilidad, o no, de políticas económicas alternativas.

Programa

Contenidos Mínimos

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Plan de Trabajo

Propuesta Ricardo Romero

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Modalidad de cursada

Multimedial

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viernes, 30 de marzo de 2012

Teoría del Valor en Karl Marx


KARL MARX

   

El punto de partida de MARX es MERCANCÍA y su VALOR DE USO y VALOR DE CAMBIO. El VALOR DE USO es cualitativamente diferente, satisfacen diferentes cualidades, y necesidades humanas.  El valor de cambio es en el intercambio, CUANTITATIVAMENTE diferente y distinto su precio. A MARX le interesa cómo se determina el VALOR DE CAMBIO y toma la teoría del VALOR TRABAJO, que depende del trabajo incorporado medido en el tiempo. : Primero MARX analiza el intercambio simple: MERCANCÍA – DINERO – MERCANCÍA, Las mercancías de los extremos son CUALITATIVAMENTE distintas al valor de cambio , vender para comprar para consumo los extremos tienen el mismo valor de cambio medido en tiempo de trabajo incorporado son cuantitativamente iguales, importante en las sociedades primitivas precapitalistas.. EN LAS SOCIEDADES CAPITALISTAS ES: dinero – mercancía – dinero , cuantitativamente distinto al valor de cambio. Los extremos son dinero, de igual valor de uso, son cualitativamente iguales…..

D < D`                D`= D + variación  D. La plusvalía se genera en el proceso de producción de la mercancía y en el intercambio se realiza la plusvalía, transformar la plusvalía en riquezas.  En el proceso de producción la ganancia ya la tiene, con la venta solo transforma la plusvalía. En el proceso de producción hay 2 factores: 1- factores objetivos : Maquinaria y materias primas y 2- factores subjetivos : los obreros, valor de uso- producir y valor de cambio distinto al salario. En el obrero en el capitalismo es una mercancía más porque el obrero no tiene medios de producción y lo único que ofrece es su trabajo, se ofrece en el mercado como trabajo mercancía, se determina en el mercado como todo cambio.. El valor de cambio del obrero es la suma del valor de cambio de las mercancías que el obrero necesita para vivir y mantener a su familia, hoy se llama salario mínimo.                  1 día
                                                                 1º mercancía 2 hs.
                                                                  2º        “   ___3hs
                                                                                        5 hs- valor de cambio del obrero de 1 día = 5 horas
jornada de trabajo
0hs trabajo necesario              5 horas   excedente          8horas
                                                                                            PLUSVALÍA
                                                                                                  EXPLOTACIÓN
El trabajo necesario es donde el obrero reproduce su propio valor de cambio . De la plusvalía nace la ganancia pero no toda plusvalía es ganancia. Lo que interesa a la economía es el valor de cambio de la mercancía.(David Ricardo no pudo explicar la ganancia de los empresarios)
VALOR DE CAMBIO=capital constante+capital variable+plusvalía
                                             C.C.                   C.V.                  PL
VALOR DE CAMBIO = trabajo presente + trabajo pasado
                                           Obrero           +   maquinarias y materias primas
El capital constante es trabajo pasado y el capital variable más la plusvalía es el trabajo presente, la plusvalía sale del trabajo excedente. El capital constante son las máquinas y materia primas y el capital variable es el trabajo presente necesario y el valor de cambio del obrero. Sosteniendo la teoría del valor trabajo explicamos la ganancia del capitalista. Cuando el trabajador trabaja para sí es trabajo necesario, cuando trabaja para el capitalista es trabajo excedente. Aumenta la plusvalía, aumenta la explotación aumenta el trabajo necesario. La plusvalía absoluta tiene un límite físico : el obrero que necesita dormir y los asuntos legales. Con aumento de la jornada laboral aumenta la plusvalía. La plusvalía relativa es reducir el valor de cambio del obrero, que es la suma del valor de cambio de la mercancía para mantener a su familia. Con la plusvalía relativa aumenta la productividad del trabajador por innovación tecnológica, (por ej. El fordismo  con la cinta de montaje que elimina tiempo muerto) reduce el valor de cambio de las mercancías que el obrero consume. La tasa de explotación está entre la plusvalía absoluta y la plusvalía relativa, para MARX son intereses contrapuestos : capitalistas versus obreros, explotar más al obrero versus dejar de ser explotado, lo que origina la lucha de clases. Para MARX el estado beneficia al burgués.TEORÍA DE LA CAÍDA TENDENCIAL DE LA GANANCIA para MARX HAY UNA TENDENCIA EN EL CAPITALISMO DE QUE CAIGA TENDENCIALMENTE  LA GANANCIA DE LOS EMPRESARIOS. La plusvalía se la lleva como ganancia pero también la reinvierte en capital variable , contrata más obreros y como capital constante , materias primas y maquinarias. FÓRMULA DE GANANCIA: es = a la tasa de ganancia G = plusvalía
                      __________
                      c.c. + c.v.
                     capital constante + capital variable
                       maquinaria                  obreros
                  materias primas
G = PL – C.C. – C.V.
Composición orgánica del capital : c.c.(máquinas-materias primas)
                                                        ----------------------------------------------
                                                           c.v. (obreros)
Según MARX la composición orgánica del capital en el capitalismo aumenta permanentemente, esta composición genera competencia entre capitalistas entre bajas de precios, aumenta la productividad del obrero   , producir más en menos o igual tiempo con más y mejores maquinarias, con innovación tecnológica se eleva el capital constante reemplazando obreros por máquinas   
 

El Capital - Tomo I - Karl Marx

El Capital Karl Marx

Economía Política Clásica - Principales Conceptos - Smith - Ricardo - Marx

Temas
Smith, Riqueza de las Naciones, FCE, 1987
Ricardo, Principios de Economía Política y Tributación, FCE, 1994
Marx: El Capital, FCE; 1986
Smith: División del Trabajo
Ricardo: Relación Producción y Trabajo
Marx: Doble carácter del Trabajo
“Tan pronto como se ha establecido la división del trabajo sólo una pequeña parte de las necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propia labor. El hombre subviene a la mayor parte de sus necesidades cambiando el remanente del producto ajeno al que necesita.” P. 24
“Si la recompensa del trabajador estuviera siempre en proporción a lo producido por él, la cantidad de trabajo empleado en un bien, y la cantidad de este mismo bien serían iguales (..) pero no son iguales” p. 11
“el trabajo expresado en el valor no presentaba los mismos caracteres que el trabajo creador de valores de uso. Nadie, hasta ahora, había puesto de relieve críticamente este doble carácter del trabajo representado por la mercancía. Y como este punto en torno actual gira la comprensión de la economía política, hemos de detenernos a examinarlo” p. 9
Valor de Uso
“Debemos advertir que la palabra valor tiene dos significados diferentes, pues a veces expresa la utilidad de un objeto particular,…
“Adam Smith observaba “la palabra valor tiene dos significados…” p. 9 Idem Smith p. 30
“La mercancía es (...) una cosa para apta para satisfacer necesidades humanas” p.3
“La utilidad lo convierte en su valor de uso”, p. 3
Valor de Cambio
…y, otras, la capacidad de comprar otros bienes, capacidad que se deriva de la posesión del dinero. A la primera la podemos llamar valor en uso y al segundo valor en cambio” p. 30
“Por poseer utilidad, los bienes obtienen su valor en cambio de dos fuentes: de su escasez y de la cantidad de trabajo requerida para obtenerlos” p. 9
“A primera vista, el valor de cambio aparece como la relación cuantitativa, la proporción en que se cambian valores de uso” p. 4
Valor
“Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas la que puede procurar con el esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo a la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir. En consecuencia, el valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y que piensa usarlo o consumirlo, sino cambiarlo por otros, es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir o de que pueda disponer por mediación suya. El trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase de bienes” p. 31
“Existen ciertos bienes cuyo valor está determinado tan sólo por su escasez” p. 9
“Sin embargo, estos bienes constituyen tan sólo una pequeña parte de todo el conjunto de bienes que diariamente se intercambian en el mercado. La mayoría de los bienes que son objeto de deseo se procuran mediante el trabajo, y pueden ser multiplicados” p. 10
“El valor de un artículo, o sea la cantidad de cualquier otro artículo por la que puede cambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo que se necesita para su producción, y no de la mayor o menor compensación que se paga por dicho trabajo.” P. 9
“Como de valores de uso, las mercancías representan, ante todo, cualidades distintas; como valores de cambio sólo se distinguen por la cantidad, no encierran, por tanto, ni un átomo de valor de uso”
“Si prescindimos de los valores de uso de las mercancías, éstas sólo conservan una cualidad: la de ser producto del trabajo.”, p. 5.
“la magnitud de valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario, o sea el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción”, p. 7
“en toda fábrica reina una división sistemática del trabajo, pero esta división no se basa en el hecho de que los obreros cambien entre sí sus productos individuales. Sólo los productos de trabajos privados independientes (…) pueden revestir (…) el carácter de mercancía. “, p.9
Salarios
“El hombre ha de vivir de su trabajo y los salarios han de ser, por lo menos, lo suficientemente elevados para mantenerlo.” P. 66
“El precio natural de la mano de obra es el precio necesario que permite a los trabajadores, uno con otro, subsistir y perpetuar su raza” p. 71
“El valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de una determinada suma de medios de vida”. p. 125
Capital
“Todo lo que ahorra de su renta lo acumula a su capital y lo emplea en mantener un número de manos productivas, o facilita que otra persona lo haga, prestándoselo a cambio de su interés o, lo es lo mismo, de una participación en la ganancia” p. 305
“El valor de sus bienes se divide solamente en dos porciones: la una constituye el beneficio, la otra la retribución de la mano de obra” p. 84

“la fuerza de trabajo (…) no se limita a reproducir su propio valor, sino que produce un valor nuevo. Esta plusvalía forma el remanente del valor del producto sobre el valor de los factores del producto consumidos, es decir, los medios de producción y la fuerza de trabajo”. p. 158
Renta
“La renta de la tierra, considerada como un precio que se paga por su uso, es naturalmente un precio de monopolio” p. 142
“principia inmediatamente la renta de la tierra de la primera calidad, la magnitud de dicha renta dependerá de la diferencia de calidad”, p. 53
“Este arrendatario capitalista paga al terrateniente (…) Esta suma de dinero recibe el nombre de renta del suelo-. Tomo III. P. 577
Relación Capital Trabajo
“Los salarios del trabajo dependen generalmente, por doquier, del contrato concertado por lo común entre estas dos partes, y cuyos intereses difícilmente coinciden. El operario desea sacar lo más posible, y los patronos dar lo menos que puedan”. P. 65
“La proporción que debería pagarse en conceptos de salarios es de importancia máxima que atañe a las utilidades, pues comprenden que serán altas o bajas según sean altos o bajos los salarios”. P.21
“La suma del trabajo necesario y el trabajo excedente, del espacio de tiempo en que el obrero repone el valor de su fuerza de trabajo y aquel en que produce la plusvalía, forma la magnitud absoluta de su tiempo de trabajo, o sea la jornada de trabajo” p. 176

La Riqueza de las Naciones - Div. Trab. - Mercado - Moneda - Valor - Salarios - Capital- Renta - Adam Smith

ADAM SMITH
La riqueza de las Naciones. 
 
CAPITULO I
 
La División del Trabajo.
 
     El aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo numero de personas puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo, procede de tres circunstancias distintas:
     1) De la mayor destreza de cada obrero en particular. Los trabajadores a medida que repiten un trabajo van adquiriendo nuevas habilidades y por ende haciendo el trabajo mucho más rápido, dedicándose una sola labor, que a varias distintas.
     2) Del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde de pasar de una ocupación a otra. Si los trabajadores deben cambiar constantemente de actividad, hay un tiempo que se pierde mientras termina una y comienza otra, lo que se conoce hoy como el “set up” o puesta a punto de actividad o una maquina. Además cuando un trabajador comienza una nueva actividad nunca esta preocupado al 100% de esa labor, por ende tiene un tiempo perdido hasta que logra trabajar eficientemente.
     3) De la invención de una gran numero de maquinas. Un factor no menor que ha mejorado la productividad es el uso de la maquinaria correcta, para un determinado trabajo. Como el trabajador se encuentra especializado en una máquina el puede realizar mejoras a ellas, para aumentar su productividad.

 
CAPITULO II
 
Del Principio que motiva la División del Trabajo.
 
     Lo que motiva principalmente a la división del trabajo es la necesidad del hombre de permutar, cambiar y negociar una cosa por otra.
     Por ejemplo uno nunca ha visto a dos perros intercambiar justamente un hueso, ni  los seres humanos, ni ninguna otra clase de persona hace eso. Cuando uno necesita algo va donde la persona lo tiene y lo persuade para obtenerlo. Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas, es el principio de cualquier oferta. Como necesitas permutar o comprar cosas es que lo que origino la división del trabajo.
     Hay un ejemplo de una tribu una persona es mas hábil en hacer flechas y arcos, generalmente los va a cambiar a otro de la tribu que sea mejor cazador, por carne o caza y el se dedicara a la confección de arcos y flechas. Así como esta persona es buena en hacer arcos y flechas, hay otra que es buena en hacer la cubierta para las carpas, este es el carpintero.
     Los hombres son iguales, la especialización en determinadas actividades no es la causa de la división sino talvez el efecto de ella. Por ejemplo lo hombres nacen iguales, si uno ve dos niños hasta la edad de los 8 o 10 años no hay diferencias, después de esta edad comenzaran a diferenciarse según el grado de educación y sus gustos personales.
 
CAPITULO IV
 
Del origen y uso de la moneda.
 
     Una vez implantada la división del trabajo, el hombre vive en régimen de intercambio. Las dificultades del trueque inducen a adoptar un bien económico como dinero.
     Tan pronto como se estableció la división del trabajo solo una pequeña parte de las necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propio trabajo. El hombre cubre sus necesidades cambiando el remanente del producto de su esfuerzo, por otras porciones del producto ajeno. El hombre vive así, gracias al cambio, convirtiéndose en mercader.
     Cuando comenzó a practicarse la división del trabajo, la capacidad de cambio se vio con frecuencia entorpecida en sus operaciones. Es de suponer que el hombre tuviera de una mercancía mas de lo que necesitaba, en tanto otro disponía de menos. El primero en consecuencia, estaría dispuesto a desprenderse del sobrante, y el segundo, a adquirir una parte de ese exceso. Si este ultimo no contaba con nada de lo que el primero podía necesitar, no era posible un cambio entre ellos.
     A fin de evitar inconvenientes, todo hombre, procuro manejar sus negocios de tal forma que en todo momento pudiera disponer, además de los productos de su actividad peculiar, de una cierta cantidad de cualquier otra mercancía, que a su juicio pocas personas podrían rechazar a cambio de los productos de su propio esfuerzo.
     Es muy probable que para este fin se eligieran muchas cosas diferentes. En las edades primitivas de la sociedad se dice que el ganado fue instrumento común del comercio.
     Sin embargo, en todos los países resolvieron dar preferencia para este uso a los metales, sobre todas las demás mercaderías. Estos eran menos perecederos y además se podían dividir en las partes que quisiera.
     El uso de metales tenia dos inconvenientes muy grandes; primero, la incomodidad de pesarlos, y segundo, la de contrastarlos. Para evitar esto, facilitar los cambios y fomentar el comercio y la industria, se considero necesario, colocar un sello público sobre aquellos metales que acostumbraban a usar naciones para comprar todo tipo de mercaderías. Tal es el origen de la moneda acuñada y de aquellos establecimientos públicos llamados “Casas de Moneda”.Los primeros sellos públicos de esta clase tuvieron como finalidad asegurar la finura y buena calidad del metal.
     Es así como la moneda se convirtió en instrumento universal de comercio en todas las naciones civilizadas, y por su mediación se compran, venden y permutan toda clase de bienes.

 
CAPITULO V
 
Del precio real y nominal de las mercancías, o de su precio de trabajo y de su precio de moneda.
 
     El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por otros, es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese bien. El trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase de bienes. El dinero contiene el valor de una cierta cantidad de trabajo, que nosotros cambiamos por las cosas que encierran la misma cantidad de trabajo. El trabajo fue el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar y comprar todas las cosas.
     La riqueza le da a una persona los medios para adquirir poder. Su riqueza es mayor o menor en proporción a la amplitud de esa facultad, o la cantidad de trabajo o producto ajeno, que aquella riqueza le coloca en condiciones de adquirir.
     Pero aunque el trabajo es la medida real del valor en cambio de todos los bienes, generalmente no es la medida por la cual se estima ese valor. Es mas frecuente que se cambie un artículo con otros y no con trabajo. Por consiguiente, parece más natural estimar su valor por la cantidad de cualquier otra suerte de mercancía, y no por la cantidad de trabajo que con él se puede adquirir.
     Desde que el dinero se convirtió en el instrumento común de comercio, es mas frecuente cambiar cualquier mercancía por dinero, y no por otra cosa.
     El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; unas veces son más caros y otras más baratos, por esto no puede ser una medida exacta. En cambio iguales cantidades de trabajo, en todos los tiempos, tiene el mismo valor para el trabajador.
     El precio que paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la cantidad de bienes que reciba a cambio. De estos bienes unas veces podrá comprar más y otras menos cantidad; pero lo que varia es el valor de los mismos, y no el trabajo que los adquiere. Por consiguiente el trabajo, al no cambiar nunca el valor, es el único y definitivo patrón efectivo, por el cual se comparan y estiman los valores de todos los bienes. El trabajo es su precio real y la moneda es, únicamente, el recio nominal.
     De acuerdo con esto puede decirse que el trabajo, como los otros bienes, tiene un precio real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la cantidad de cosas necesarias y convenientes que mediante él se consiguen, y el nominal, la cantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre en proporción al precio real del trabajo que ejecuta.

 
CAPITULO VI
 
Sobre lo elementos componentes del precio de las mercancías.
 
     Originariamente la cantidad de trabajo es la única norma de valor, pero se ha de tener en cuenta el mayor esfuerzo requerido y el nivel desusado (poco usual) de destreza o ingenio. En consecuencia el producto entero corresponde al trabajador, pero cuando se utilizan bienes acumulados, algo debe abonarse como ganancia del empresario, y el valor de la obra se resuelve en salarios y beneficios. Los beneficios no son simplemente salarios de inspección y dirección.
     Los beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado y son mayores o menores en proporción a su cuantía. El beneficio de capital forma parte del precio de las mercancías y es completamente diferente a los salarios del trabajo.
     En estas condiciones el producto integro del trabajo nos siempre pertenece al trabajador, si no que tiene que compartirlo con el propietario del capital que lo emplea.
     Desde el momento en que las tierras se convierten en propiedad privada de los terratenientes, estos, desean cosechar donde nunca sembraron y exigen una renta hasta por el producto natural de su suelo. El trabajador ha de pagar al terrateniente una parte de lo que su trabajo produce. Esta porción constituye la renta de la tierra, y se halla en el precio de la mayor parte de los artículos como un tercer componente.

 
CAPITULO VII
 
Del precio natural y del precio de mercado de los bienes.
 
     En toda sociedad existe una tasa corriente de salarios y de beneficios en cada uno de los empleos distintos del trabajo y del capital. Dicha tasa corriente se regula por el trabajo. Existe también una tasa de renta, que se regula por las circunstancias generales de la sociedad donde se encuentre la tierra, y en parte por la fertilidad del terreno.
     Estos niveles corrientes se pueden llamar tasas naturales de los salarios, del beneficio y de la renta.
     Cuando el precio de una cosa es ni mas ni menos que el suficiente para pagar la renta de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado en obtenerla, de acuerdo con sus precios corrientes, aquella se vende por lo que se llama precio natural. Por lo que realmente cuesta.
     El precio efectivo a que corrientemente se venden las mercancías es el que se llama precio de mercado, y puede coincidir con el precio natural o ser superior o inferior a éste.
     El precio del mercado se regula por la cantidad de una mercancía llevada al mercado y la demanda de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo. Estas personas se denominan compradores efectivos, y su demanda, demanda efectiva, ya que tiene que ser suficientemente atractiva para que el artículo sea llevado al mercado.
     Cuando la cantidad transportada al mercado queda por bajo la demanda efectiva, el precio se eleva sobre el precio natural; cuando excede la demanda efectiva, el precio de mercado cae por bajo del precio natural; cuando, es exactamente igual a la demanda efectiva, coinciden el precio de mercado y el natural. La cantidad se ajusta naturalmente a la demanda efectiva cuando excede dicha demanda, algunos de los componentes del precio están por bajo de su tasa natural; cuando la cantidad es insuficiente, algunos de los componentes del precio están por encima de su tasa natural.
     El precio natural es el centro en torno al cual gravitan los precios reales. La actividad económicas se adapta por si misma a la demanda efectiva, pero, en cambio, fluctúa la cantidad producida por determinado volumen de actividad. Las fluctuaciones afectan mas a los salarios y utilidades que a las rentas, afectándolos en proporciones distintas, según la oferta de artículos y de la mano de obra. Sin embargo, el precio del mercado puede mantenerse durante largo tiempo por encima del precio natural, a causa del deficiente conocimiento general de la obtención de elevados beneficios o como consecuencia del empleo de técnicas secretas en las manufacturas, que pueden operar durante largo tiempo, o por que la disponibilidad de tierras de especial calidad, es escasa, circunstancia que luego puede operar eternamente.
     Los monopolistas no satisfacen la demanda efectiva, para vender sus géneros a un precio mucho más alto que el natural, y elevan por encima de la tasa natural sus ganancias, ya sean salarios o beneficios.
     Los privilegios de las corporaciones, estatutos de aprendizaje y todas aquellas leyes que restringen la competencia, representan una especie de monopolio y son capaces de mantener durante siglos el precio de algunos artículos sobre la tasa natural, sosteniendo los salarios y beneficios por encima de su nivel natural.
     El precio del mercado raras veces se sitúa durante largo tiempo por bajo del precio natural. Cualquiera de los componentes que se pague por bajo de su tasa natural hará que las personas interesadas, retiren una proporción de artículos aportados al mercado, hasta no satisfacer la demanda efectiva. En consecuencia el precio del mercado se elevara hasta alcanzar el precio natural.
     Los mismos estatutos de aprendizaje y otras leyes sobre las corporaciones, obligan, cuando la industria se debilita, a bajar los salarios.

 
CAPITULO VIII
 
De los Salarios del Trabajo.
 
     A medida que la tierra se convierte en propiedad privada, el propietario exige una parte de casi todo el producto que el trabajador pueda levantar, o recoge de ella a cambio de este pago.
     Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre empleador y trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los trabajadores desean conseguir mucho, los empleadores dar lo menos posible.
     Un hombre debe vivir siempre de su trabajo, y sus salarios deben por lo menos ser suficientes mantenerlo. Deben ser iguales o mayores que sus costos.
     Cuando en un país la demanda de trabajadores, oficiales, criados de cada clase, está  aumentando continuamente; cuando cada año se emplea un mayor número de trabajadores que el año anterior, los trabajadores tienen todas las opciones de aumentar sus salarios. Así, la escasez de mano de obra ocasiona una competencia entre los empleadores, que hacen ofertas superiores para conseguir a los escasos trabajadores, y se rompe así voluntariamente con la combinación natural de empleadores de pagar lo menos posible.
     Cuando un trabajador independiente, tal como un tejedor o un zapatero, obtiene, a través de su trabajo, suficiente comprar los materiales y mantenerse, él emplea naturalmente a unos o más oficiales con el exceso.
     Estas dos acciones de aumento de bienestar individual, lleva al crecimiento a nivel nacional. Este crecimiento continuo genera a su vez aumento de salarios. Así, este aumento no se da en los países más ricos, sino en aquellos que crecen continuamente.
     La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, es el efecto necesario, y natural para  aumentar la abundancia nacional.
     Cada especie de animales se multiplica naturalmente en proporción con los medios de su subsistencia, y ninguna especie puede multiplicarse siempre más allá de ella. La recompensa liberal del trabajo, permite proveer mejor a los niños, y por lo tanto tener un mayor número de ellos, así, se tiende naturalmente a ensanchar y ampliar los límites de las familias.
     La demanda por hombres, como para cualquier otra materia, regula necesariamente la producción de hombres. La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, al aumentar, hace que también aumente la población.
     Los salarios del trabajo son también el estímulo de la industria, que, como cada otra calidad humana, mejora en proporción con el estímulo que recibe. Donde están los más altos salarios, por consiguiente, siempre encontraremos a trabajadores más activos, diligentes, y expeditivos que en donde están bajos.
     En años de abundancia, los trabajadores dejan con frecuencia sus empleadores, y confían en su subsistencia propia. El precio del trabajo, por lo tanto, se aumenta con frecuencia en años de bonanza.
     En años de la escasez, por el contrario, la dificultad y la incertidumbre de la subsistencia, hacen que toda la gente quiera volver al servicio. Hay más gente deseando el empleo que la cantidad de gente que puede conseguirlo fácilmente; muchos están dispuestos a tomarlo por salarios más bajos que el normal, y por esto, éstos se hunden con frecuencia en estos años.

 
CAPITULO IX
 
De los beneficios del capital.
 
     Los beneficios dependen del aumento y de la disminución de la riqueza. El aumento del capital, que hace subir los salarios, propende a disminuir el beneficio.
     El beneficio varia de tal modo, que es difícil averiguar cual es el beneficio promedio de todos los negocios. Sin embargo formamos alguna idea de ello por el interés del dinero. Se sabe que, en cualquier parte donde se hagan grandes utilidades recurriendo al uso del dinero, se pagara también una buena suma por utilizarlo. Por lo tanto, cuando el interés en el mercado varía en un país, podemos asegurar que también varían en él los beneficios ordinarios del capital, bajando si aquél baja y subiendo si aquél sube.
     Los salarios del trabajo no han cesado de subir en el mismo periodo, y en la mayor parte de las numerosas ramas del comercio y de las manufacturas, los beneficios del capital han ido disminuyendo.
     En una ciudad emprendedora las personas que disponen de grandes capitales para invertir no pueden conseguir todos los obreros que necesitan, y compiten entre si para contratar los mas posibles; esto hace que aumenten los salarios y disminuyan los beneficios. En caso contrario, en las regiones donde no existe capital suficiente para dar empleo a todo el mundo, los obreros en demanda de una ocupación compiten entre ellos. Esto trae como resultado que bajen los salarios y suban los beneficios del capital.
     En el caso peculiar de las nuevas colonias, se dan a la vez altos salarios y elevados beneficios, pero probablemente estos últimos tienden a disminuir.
     La disminución del capital de la sociedad o de los fondos destinados al mantenimiento de la industria, rebaja los salarios del trabajo e incrementa los beneficios del capital y, por consiguiente, el interés del dinero. Al bajar los salarios, los propietarios de los capitales que van quedando en la sociedad, pueden poner sus productos en el mercado con menos gastos que antes, y como también se utiliza menos capital en el abastecimiento del mercado, resulta que pueden vender más caros los productos. Sus mercaderías cuestan menos y las venden por más: con lo cual, y al aumentar los beneficios por ambos conceptos, pueden ofrecer un interés más alto.
      La tasa más baja de beneficio debe ser más que suficiente para compensar las pérdidas. Lo mismo debe ocurrir con el tipo de interés.

 
CAPITULO XI
 
De la Renta de la Tierra.
 
     La renta a pagar por el uso de la tierra, por un inquilino al dueño, es naturalmente la más alta que éste pueda pagar. El dueño exige una renta equivalente a toda la producción, salvo lo mínimo necesario para que el inquilino viva, trabaje la tierra y obtenga una pequeña ganancia.
     Por lo tanto la renta por el uso de la tierra es esencialmente un precio de monopolio. El inquilino no tiene alternativa que pagar lo que el dueño exija. No tiene que ver con cuánto le corresponde sacar al dueño, sino con cuánto puede pagar el inquilino.
     Parte de la producción requiere que siempre exista una demanda tal que el precio sea superior al costo de llevar el producto al mercado más una pequeña ganancia. Esta es capaz de pagar una renta al dueño. Otra parte de la producción puede o no tener una demanda que permita este precio. Esta puede o no pagar una renta al dueño. El concepto es la demanda.
 
Parte 1: Productos de la tierra que proporciona siempre una reta al dueño.
 
     La tierra casi en cualquier circunstancia es capaz de producir lo suficiente para pagar (con el mismo producto) lo usual por el trabajo de producirlo y los costos de llevar el resto al mercado y una pequeña ganancia para el trabajador. Se basa en que la comida siempre tiene demanda, particularmente por quién trabaja la tierra. Siempre queda por tanto renta para el dueño. Mientras mejor es la tierra más eficientemente produce y el dueño gana por dos motivos: mayor producción y menores costos de producción.
     La renta por la tierra no sólo varía con su fertilidad (mayor producción posible), sino también por su situación (cercanía a un pueblo o mercado, etc.) pues requiere cubrir más labor para llevar los productos a mercado. Cualquier mayor eficiencia en transporte (mejores caminos, o canales) hace posible trabajar la tierra más remota. Esto rompe el monopolio de los productores cercanos a los pueblos y favorece a los nuevos productores, que al ser remotos, usan mano de obra más barata.
     La tierra puede producir productos de distinto precio relativo (para pagar por el trabajo) por lo que es mejor producir uno más que otro. Maíz o animales.
     Los precios relativos de los distintos productos de la tierra varían según la demanda que tengan en una determinada zona o la oferta en esa zona, los costos de oportunidad de dejar de producir un producto rentable a cambio de otro, o incluso del periodo temporal.
     Los precios de un producto pueden regular los precios de otros productos en ese mismo mercado o en otros mercados relacionados.
     Se reitera que si se les abre la posibilidad, la entrada de nuevos productores a un mercado atractivo hace bajar el precio, particularmente en mercados de alto precio. Estos antiguos oligopolios buscaban el favor de los reyes para proteger sus mercados y sus ganancias evitando la entrada de otros. Los oligopolios justificaban la petición debido a la superabundancia del producto que querían proteger. Sin embargo, el mercado automáticamente hubiese impedido la entrada de nuevos productores si de verdad hubiese superabundancia. El mensaje es que el mercado es capaz de regularlo de forma óptima.
     Los precios de los productos de la tierra que exigen mayores gastos periódicos o mayores inversiones iniciales para permitir la producción son regulados por los productos más comunes. La razón es que los nuevos productos sólo pueden costar lo suficiente para compensar los costos más elevados respecto de los otros productos. Si costasen más que eso, los productos más comunes serían desplazados. Si costasen menos, los productos comunes desplazarían a los nuevos. En cualquier forma, los productos comunes regulan el precio de los más exclusivos.
     Cuando la demanda por un vino de calidad supera la oferta, ésta se vende a quienes están dispuestos a pagar más. Por consiguiente el precio sube por sobre el del vino común. El riesgo de perder esta producción más costosa, parece también justificar este precio más alto.
     En estas circunstancias de productos con más demanda que oferta y con mercados protegidos por leyes que favorecen el monopolio, se observan también actitudes como quemar el exceso de producción para mantener los precios altos, como con el tabaco. Estas situaciones no pueden perduran. Eventualmente el mercado las regulará.
     El precio de los productos para los que siempre habrá demanda (productos básicos para alimentación humana), que está asociado a la renta que paga el inquilino al dueño para producir dicha tierra, es capaz de regular todos los otros productos que se les relacionen en los mercados. En Europa la renta por tierra productora de maíz, y por ende su precio, regula la renta por todo otro terreno usado en cultivo. Esta capacidad de regular precios o rentas exige que el terreno sea convertible entre un producto y otro. Si no es así, el “mercado” no puede regular el precio.

Principios de Economía Política y Tributación - Valor - Renta - Comercio Exterior - David Ricardo

David Ricardo: Principios de economía política y tributación

CAPITULO 1
SOBRE EL VALOR

El valor de una mercancía depende de la cantidad relativa de trabajo que es necesaria para su producción, y no de la mayor o menor compensación que se pague por ese trabajo.

Una vez que poseen utilidad las mercancías reciben su valor de cambio de dos fuentes: de su escasez, y de la cantidad de trabajo necesario para obtenerlas.
Hay mercancías cuyo valor esta determinado exclusivamente por su escasez. La cantidad de estos bienes no puede aumentarse con el trabajo y su valor no puede verse reducido por un aumento de la oferta –estatuas, cuadros caros, libros monedas escasas, vinos de especial calidad, etc.-. Su valor es independiente por completo de la cantidad de trabajo que haya sido necesaria ordinariamente para producirlos, y varía con las variaciones de la riqueza y los gustos de quienes desean poseerlos.
Son una parte muy pequeña de la masa de las mercancías que se cambian a diario en el mercado. Por ende cuando hablamos de mercancías, de su valor de cambio, y de las leyes que rigen sus precios relativos, siempre que nos referimos únicamente a las mercancías que pueden aumentarse en cantidad mediante el ejercicio de la habilidad humana, y en cuya producción funciona la concurrencia sin obstáculos.
Si la cantidad de trabajo realizada en las mercancías rige su valor de cambio, todo aumento de la cantidad de trabajo tiene que incrementar el valor de la mercancía a la cual se aplica, así como toda disminución tiene que reducirlo.
Para Ricardo la remuneración del trabajador no es siempre proporcional con lo que el produce, porque de ser así la cantidad de trabajo gastada en una mercancía y la cantidad de trabajo que esa mercancía compraría, serían iguales, pero no lo son!, la primera, en muchas circunstancias, es un patrón invariable que indica correctamente las variaciones de otras cosas; la segunda esta sujeta a tantas fluctuaciones como las mercancías que con ella se comparan
La proporción entre las cantidades de trabajo necesarias para adquirir diversos objetos parece ser la única circunstancia capaz de proporcionar alguna norma para cambiarlos entre si.


El trabajo de distintas calidades recibe distinta remuneración. Esto no constituye causa  alguna de variación en el valor relativote las mercancías.     

El trabajo es el fundamento de todo valor y la cantidad relativa de trabajo es la que determina en forma exclusiva el valor relativo de las mercancías
Las revoluciones en el campo del bienestar general afectan tanto la tasa general de los salarios, cuento la de la ganancia, por lo que afectan por igual en todos los empleos diferentes, y así la proporción de las diferencias entre estos tiene que mantenerse igual.


No solo el trabajo aplicado directamente a las mercancías afecta su valor, sino también el trabajo que se gasta en los instrumentos, herramientas y edificios de que se vale ese trabajo.

Como el caso del cazador, en donde el valor no solo esta regido por el tiempo que se tarda en destruir al animal sino el trabajo necesario para proveer el capital del cazador, es decir, el arma mediante el cual mata los animales.
El valor de las cosas depende de la cantidad de trabajo necesario para fabricarlas y llevarlas al mercado, lo que incluye todos los trabajos necesarios en el medio como la construcción del buque de transportes o de los edificios.
Cuando se aplica una mejora, cae el valor del producto ya que se requiere una cantidad menor de trabajo para la producción, y por consiguiente este se cambiaria por una cantidad menor de cosas.
Toda mejora que ahorre trabajo en la fabricación de la mercancía tanto como para la obtención del capital mediante el que se la produce reduce el valor relativo de una esta.
Cuando las ganancias son altas o bajas, los salarios son bajos o altos.


Acerca de una medida invariable del valor

Cuando las mercancías variasen en su valor relativo, seria desea disponer de los medios necesarios para determinar cuál de ellas experimenta una caída, y cual un aumento, de su valor real, por este motivo Ricardo intenta buscar un patrón invariable de cambio, pero llega a la conclusión de que es imposible encontrar uno, aunque parece continuar ilusionado, en el fondo, en que el oro puede presentar esas características.


CAPITULO 2
SOBRE LA RENTA

La renta es la porción del producto de la tierra que se paga al terrateniente por el uso de las fuerzas originarias e indestructibles del suelo (por el uso de las fuerzas productivas, cultivar, cosechar, etc.) Sin embargo a veces se confunde con el interés y la ganancia del capital, y se le aplica el término de todo lo que paga anualmente un granjero al terrateniente., como por ej. Lo que se pagaría por el uso del capital empleado en mejorar la tierra y en levantar construcciones necesarias para obtener y preservar el producto.
Esta distinción entre renta y ganancia tiene gran importancia debido a que las leyes que rigen el avance de la renta difieren ampliamente de las que rigen el de las ganancias, y rara vez actúan en la misma dirección.
Para el señor Smith, la compensación se pagaba por el permiso de extraer y vender la madera (por ej.), no por el permiso de cultivarla. El habla también de la renta de las minas y de las cantoras, es decir, la compensación que se da por la mina o la canora se paga por el valor del carbón o de la pierda que pueden extraer de ellas y no guarda relación alguna con las fuerzas originarias e indestructibles de la tierra.
Sólo se comenzó a pagar renta luego de que la tierra fue considerada propiedad privada porque antes eran como el aire y el agua, disponibles en la naturaleza y en gran cantidad.
El hecho de que la tierra no existe en cantidad ilimitada, que su calidad no es uniforme; y  que con el crecimiento de la población, se pasa al cultivar tierra de calidad inferior, es la única razón de que se pague renta por el uso de ella.
Cuando, con el avance de la sociedad se pasa a cultivar tierras del segundo grado de fertilidad, aparece renta en las de primera calidad, y la magnitud de esa renta dependerá de la diferencia de calidad existente entre estas dos porciones de tierras
Cuando se pasa a cultivar tierras de tercera calidad, aparece renta en las de segunda, y esta renta esta regida, por la diferencia existente entre ellas en cuanto a sus fuerzas productivas. Al mismo tiempo, aumentará la renta de la de primera calidad, esta tiene que ser siempre superior a la renta de la de segunda calidad.
La renta es la diferencia en el producto que se obtiene, empleando dos cantidades iguales de capital y de trabajo.
Si existiesen tierras en cantidad mucho mayor que la necesaria para la producción de alimentos para una población en aumento no podría aumentar la renta porque la renta proviene invariablemente del empleo de una cantidad adicional de trabajo con un rendimiento proporcionalmente menor.
El valor de cambio de todas las mercancías esta regido siempre por la mayor cantidad de trabajo que tienen por fuerza que gastar en su producción quienes no tienen tales facilidades, quienes siguen produciéndolas en las condiciones mas desfavorables.
La razón por la cual aumenta el valor comparativo de los productos primos es que se emplea más trabajo en la producción de la última porción obtenida y no que se pague renta al terrateniente
Las mejoras en la agricultura son  de dos clases: las que incrementan las energías productivas de la tierra y las que nos permiten, mejorando nuestra maquinaria obtener el producto de aquella con menos trabajo. Es una cualidad esencial de las mejoras la de reducir la cantidad de trabajo que antes, se requería para producir una determinada mercancía y esta disminución no puede ocurrir sin que caiga el precio.

CAPITULO 7
DEL COMERCIO EXTERIOR

El desarrollo del comercio exterior contribuirá poderosamente a aumentar la masa de artículos disponibles, por consiguiente la suma de satisfacciones.
El valor de todas las mercancías extranjeras se mide por la cantidad del producto de nuestra tierra y de nuestro trabajo.
Hay dos modos de acumular capital: este puede ser ahorrado como consecuencia de un aumento de los ingresos o por una disminución en el consumo, es decir de gastos.
El comercio exterior, es muy beneficioso para un país toda vez que aumente la cantidad y variedad de los objetos en que pueden gastarse las rentas y proporciona incentivos al ahorro y acumulación del capital, por la abundancia y baratura de las mercancías, no tiende a hacer subir los beneficios del capital.
Los beneficios nunca aumentan por una mejor distribución del trabajo, por la invención de maquinaria, por el establecimiento de cambios y canales ni por otros medios de economizar trabajo en la manufactura o en el transporte de las mercancías. Estas son causas que actúan sobre el precio –beneficiosas para los consumidores-.
Los beneficios dependen de los salarios, pero de los salarios reales, no de los nominales, es decir, no del número de libras que se paguen anualmente al trabajador, sino del número de días de trabajo necesarios para obtener esas libras.
La disminución en los salarios hace subir los beneficios, pero no produce efecto alguno sobre el precio de las mercancías.
En un sistema de comercio perfectamente libre, cada país, dedica su capital y trabajo a los empleos que le son más beneficiosos, utiliza más eficazmente las facultades peculiares y distribuye el trabajo más eficaz y económicamente. Con esto difunde el beneficio general, une por medio de los lazos del interés y el intercambio, la sociedad universal de las naciones, ya que es mas fácil importar aquellas cosas que cuestan mas producir y exportar aquellas que podemos producir mas cómodamente (mas beneficioso aplicar todo el capital a aquello en lo que somos buenos produciendo, que a aquello que nos cuesta mas).

martes, 27 de marzo de 2012

Teoría del valor en Ricardo

LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA
http://www.eumed.net/libros/2005/efb/6g.htm

Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.

PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.
CAPÍTULO 6.- CRECIMIENTO, ACUMULACIÓN Y TENDENCIAS PROFUNDAS: LA ECONOMÍA POLÍTICA.
David Ricardo
Teoría del valor en Ricardo
El término valor, al igual que en Adam Smith, tiene dos sentidos: valor de uso y valor de cambio. “Poseyendo utilidad, las cosas derivan su valor en cambio de dos causas: de su escasez y de la cantidad de trabajo necesaria para obtenerlas”. Sin embargo, la relevancia de unas y otras es radicalmente distinta.
“Existen algunas cosas cuyo valor está determinado solamente por su escasez. Ningún trabajo puede aumentar su cantidad y, por consiguiente, su valor no puede ser reducido aumentando la oferta ... Su valor es enteramente independiente de la cantidad de trabajo necesaria para producirlas, y varía según el grado de riqueza y las inclinaciones de los que desean poseerlas.”
“Estas cosas, sin embargo, constituyen una parte muy pequeña de la masa de artículos que se cambian diariamente en el mercado. La gran mayoría de estas cosas que son objeto de deseo se obtienen por medio del trabajo; y pueden ser multiplicadas no sólo en un país, sino en muchos, casi sin límite alguno, si estamos dispuestos a emplear el trabajo necesario para obtenerlas.”
“Así, pues, al hablar de las cosas, de su valor en cambio y de las leyes que regulan sus precios respectivos, nos referimos siempre a aquéllas cuya cantidad puede ser aumentada por el esfuerzo de la industria humana y en cuya producción la competencia actúa sin restricciones.” (Ricardo, 1821).
Aquí se encuentra uno de los fundamentos claves sobre los que se asienta la Economía política de Ricardo y, también, de los economistas clásicos y que, posteriormente, serán abandonados de la mano de la Economía marginalista.
La Economía política ricardiana tiene en la producción los cimientos sobre los cuales se desarrolla todo su esquema analítico. Como nos recuerda Pasinetti (1974), la teoría del valor ricardiana descansa fundamentalmente en los costes de producción medidos en unidades de trabajo. Ricardo se preocupa exclusivamente de las mercancías que resultan de un proceso de producción; y de estas mercancías lo que le preocupa no es el precio efectivo o de mercado que resulta de desviaciones accidentales y temporales; por contra, el centro de su preocupación es el «precio natural y primario», derivado de las condiciones técnicas de producción. Estas condiciones técnicas remitían a la cantidad de trabajo incorporado en la producción de las distintas mercancías. El valor (natural) relativo entre dos mercancías está en proporción directa a la relación del trabajo incorporado.
No obstante, a este principio general, el propio Ricardo reconoce una serie de excepciones que discute más abiertamente en su tercera edición de los Principios. Estas excepciones son presentadas en tres grupos: a) proporciones diferentes de capital fijo y circulante; b) duración temporal desigual del capital fijo; y, c) distinta rapidez de retorno del capital circulante.
Junto a éstas, existe un punto en que también se ve cuestionado el principio general ricardiano, el cual fue criticado abiertamente por sus contemporáneos: incluso aunque las cantidades relativas de trabajo necesarias para producirlas sigan siendo las mismas, una variación en la distribución de la renta comporta un cambio en el precio relativo de dos mercancías. Ésta será una dificultad adicional importante a la búsqueda de su patrón invariable de valor. Dificultad que nace en parte de las relaciones terminológicas entre acumulación y distribución.
Sin embargo, aunque reconocía estas excepciones, Ricardo mantuvo en lo fundamental su teoría y trató de vencer los reparos apelando al orden de la magnitud de las desviaciones causadas, que por su parte consideraba que las excepciones sólo podían provocar insignificantes desviaciones a su regla general.
Este proceder encaja perfectamente en la actitud ricardiana de buscar siempre los fundamentos de las cosas. Las relaciones de detalle sólo le preocupaban a la luz de las tendencias básicas; cuando resultaban demasiado complicadas y creaban dificultades, aquéllas que consideraba menos importantes eran congeladas mediante toscos supuestos (Pasinetti, 1974). Pero, este modo de proceder está en parte detrás del fracaso ricardiano en solucionar el problema que subsiste en su teoría del valor. Ahora bien que Ricardo no consiga resolver los problemas fundamentales que plantea en sus Principios y que algunos de ellos encuentren, de la mano de Sraffa (1960), su resolución un siglo más tarde, no significa en modo alguno, como recuerda Napoleoni (1973), que éstos no fuesen problemas fundamentales de la Ciencia Económica.

El análisis del valor y de la distribución en Adam Smith

LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA
http://www.eumed.net/libros/2005/efb/6d.htm


Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.

PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.
CAPÍTULO 6.- CRECIMIENTO, ACUMULACIÓN Y TENDENCIAS PROFUNDAS: LA ECONOMÍA POLÍTICA.
El análisis del valor y de la distribución
La importancia atribuida al mercado como regulador de la división del trabajo, exigía una explicación de la naturaleza del proceso económico y, especialmente, una determinación del valor. Smith, en este sentido, distingue entre valor en uso y valor en cambio: “la palabra valor tiene dos distintas inteligencias; porque a veces significa la utilidad de algún objeto particular, y otras aquella aptitud o poder que tiene para cambiarse por otros bienes a voluntad del que posee la cosa” (Smith, 1776). Y, para investigar los principios que regulan el valor permutable, investiga, en primer lugar, cuál es la medida real de dicho valor; en segundo lugar, cuáles son los componentes del precio real; y, en tercer lugar, las circunstancias diferentes que provocan modificaciones en el mismo.
La valoración y, consiguientemente, la determinación cuantitativa del producto neto, requiere que las dos agregaciones sean reducidas a la homogeneidad mediante el cómputo en términos de valor. La formulación de una teoría del valor llega a ser así una parte integrante e indispensable de la teoría de la distribución (Napoleoni, 1973).
Visto así, al igual que otros muchos economistas clásicos, el análisis del valor de Smith es al mismo tiempo un análisis de la distribución. Si el primero es consustancial a su teoría del crecimiento económico, el segundo no puede quedar marginado. No obstante, habrá como mínimo que esperar hasta David Ricardo para que esto se manifieste con toda su crudeza.
“El valor real de todas las distintas partes componentes del precio de las cosas viene, de esta suerte, a medirse por la cantidad del trabajo ajeno que cada una de ellas puede adquirir, o para cuya adquisición habilita al dueño de la cosas. El trabajo no sólo mide el valor de aquella parte de precio que se resuelve en él, sino de las que se resuelven en ganancias del fondo y renta de la tierra.
“En toda sociedad, pues, el precio de las cosas se resuelve por último análisis en una u otra de estas partes, o en las tres a un tiempo, y todas tres entran en la composición de aquel precio con más o menos ventajas, o con más o menos parte en él, según los progresos o adelantos de la sociedad.” (Smith, 1976, p 97).
Para Smith, el trabajo es la medida real del valor en cambio de toda clase de mercancías. Y, la cantidad de trabajo, que equilibradamente una mercancía puede disponer, está determinada por el «precio natural» de la propia mercancía, es decir, por aquel precio que corresponde a las tasas naturales del salario, del beneficio y de la renta. Evidentemente, las tasas naturales del salario, del beneficio y de la renta son también valores de los que sería necesario precisar por qué están, a su vez, determinados. Por ello, no se consigue formular una teoría del valor de cambio que satisfaga aquel requisito formal esencial que consiste en determinar los valores a partir de elementos que no dependen ellos mismos de los valores. En este sentido, como dice Napoleoni, la teoría del valor de Smith es un fracaso.
Pero, en opinión de este mismo autor, existe un segundo sentido en el que la teoría smithiana no es un fracaso. Lejos de ser un fracaso constituye una etapa decisiva del pensamiento económico: en el contexto de una teoría del desarrollo capitalista, llega a asumir el significado de criterio para la determinación de la existencia y de la intensidad del mismo desarrollo. Es en este sentido en que el concepto de valor adquiere toda su relevancia como término del lenguaje smithiano y del análisis clásico.
Para quedar completo el modelo smithiano, se requiere una descripción de los mecanismos de la transformación y de los factores que gobernaban la asignación de la fuerza de trabajo entre empleos productivos y no productivos. Su previsión de que la productividad del trabajo subiría conforme el mercado se ampliara podía ayudarle sólo en una parte del camino hacia una explicación de la expansión económica. El análisis más fundamental del cambio dinámico descansaba sobre la teoría de la acumulación de capital.

martes, 20 de marzo de 2012

Las ideas económicas de Manuel Belgrano y Mariano Moreno

Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
La revista del CCC

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Publicado en Enero / Agosto 2009 / Edición N° 5 / 6 / Año 2
ISSN 1851-3263
Publicación Cuatrimestral
Cómo citar este artículo
López, Rodrigo. "Las ideas económicas de Manuel Belgrano y Mariano Moreno". La revista del CCC [en línea]. Enero / Agosto 2009, n° 5 / 6. [citado 2012-03-20]. Disponible en Internet: http://www.centrocultural.coop/revista/articulo/124/. ISSN 1851-3263.
Resúmenes
Español: A meses del Bicentenario de la Revolución de Mayo el aparato cultural se encuentra rebozado con todo tipo de dispositivos historiográficos sobre la epopeya y sus protagonistas. Se trata de las reiteradas bajadas comerciales de la historia oficial. Para concretar esta operación los próceres van perdiendo su pensamiento. Como el siniestro Jorge de El nombre de la rosa de Eco (que con mayor justicia debería referir no a nuestro Jorge Luis sino a nuestro Jorge Rafael), las universidades han cumplido la funesta tarea de bloquear la difusión del pensamiento político, social y económico de los próceres, seguramente porque allí aparecen elementos que contradicen al relato liberal. En estas líneas nos ocuparemos de problematizar la tesis del liberalismo económico en las figuras de Mariano Moreno y Manuel Belgrano.
Palabras claves
Español: Manuel Belgrano, Mariano Moreno, doctrinas económicas, pensamiento económico argentino, proteccionismo, librecambio
A meses del Bicentenario de la Revolución de Mayo el aparato cultural se encuentra rebozado con todo tipo de dispositivos historiográficos sobre la epopeya y sus protagonistas. La oportunidad comercial es aprovechada por las editoriales a través de las cadenas de librerías que exponen en la vidriera compulsivamente decenas de ejemplares del mismo libro sobre algún prócer, como si fueran latas de tomate o cajas de jabón en polvo. Se trata de las reiteradas bajadas comerciales de la historia oficial. Del método mítico mitómano de Mitre (crea personajes épicos con grandes olvidos y extravíos) a la historiografía académica (supuestamente desapasionada, objetiva y científica) la historia de los grandes hombres ha dejado lugar a los procesos sociales y actores colectivos, cuando no cae en el estudio de la vida cotidiana, así se ha perdido en el camino la vida política de los próceres argentinos, quedando de ellos sólo los bronces y nombres de calles, fundidos en el paño conciliador de un presente que los quiere a todos sonriendo en el mismo darregotipo, dialogando y llegando a consensos. Para concretar esta operación los próceres van perdiendo su pensamiento. Como el siniestro Jorge de El nombre de la rosa de Eco (que con mayor justicia debería referir no a nuestro Jorge Luis sino a nuestro Jorge Rafael), las universidades han cumplido la funesta tarea de bloquear la difusión del pensamiento político, social y económico de los próceres, seguramente porque allí aparecen elementos que contradicen al relato liberal. En estas líneas nos ocuparemos de problematizar la tesis del liberalismo económico en las figuras de Mariano Moreno y Manuel Belgrano.
El polémico Moreno
Al abordar el pensamiento de Mariano Moreno debe enfrentarse el problema de la supuesta incompatibilidad entre dos de sus textos canónicos “La Representación de los Hacendados” (Moreno, 1809) de 1809 y el “Plan de Operaciones” (Moreno, 1810) de 1810. El primero sería un Moreno liberal, probritánico y ferviente animador del libre comercio, mientras el segundo sería un personaje jacobino, nacionalista y estatista. De allí se dio lugar a la famosa controversia sobre el carácter apócrifo del “Plan de Operaciones”, siendo los representantes más destacados Paul Groussac y Ricardo Levene, por un bando, y José María Rosa y Rodolfo Puiggros por el otro. En verdad, la tesis del carácter apócrifo del Plan no ganó sustento. Estaba basada en prejuicios sobre estilos literarios y en una supuesta incoherencia política sobre trabajos posteriores. Finalmente pesaron más las indicaciones historiográficas, donde recae en Moreno, como miembro de la junta, la redacción del documento, hasta aceptar un cambio radical en la persona de Moreno a partir de un suceso notable que tuvo lugar entre la redacción de uno y otro texto, esto es, la Revolución de Mayo de 1810. Adhiriendo a la autenticidad del Plan en la figura de Moreno, podemos agregar que una lectura atenta de la Representación, lejos de separarnos, nos acerca sigilosamente al Plan que escribirá unos meses después.
Para ello es necesario no caer en las rimbombantes frases con las que calurosamente trata de convencer a Cisneros -destinatario del texto- donde se vitorea el libre comercio, la ciencia económica de Adam Smith y la grandeza de la Inglaterra, y atender a su discurso, un discurso político que intenta dirigir el sentido de las políticas económicas en función del interés que representa -los labradores y hacendados de ambos bandos del Río de la Plata- en una coyuntura particular: una economía colonial en recesión con la Metrópoli jaqueada por las guerras y un contrabando inglés como norma en el Plata. Más allá del carácter progresista que significa el libre comercio entre naciones soberanas en contraposición de un comercio monopolista signado por una dominación colonial debemos agregar el análisis que expone Moreno de la situación en que se encontraban las colonias. Destaca una serie de hechos fácticos como ser la imposibilidad de la Metrópoli de mantener la dinámica y volumen comercial que las Provincias del Plata necesitaban, y el grado de inserción de las importaciones británicas a través de un abierto contrabando. Moreno argumenta que en tales circunstancias los únicos que se ven beneficiados son un puñado de comerciantes españoles que manejaban el comercio, mientras se perjudicaban los productores locales que no podían colocar las exportaciones a través de contrabando, el fisco que se perdía de recaudar sobre las importaciones ilegales, y la Corona que en consecuencia recibía menos giros.
Moreno destaca constantemente el carácter oportuno de sacar ventaja de una desventaja, ante el hecho consumado -y a la vista irreversible en el corto plazo- lo más inteligente era cobrarles impuesto a las mercancías inglesas. Ya que entran, por lo menos que paguen, era el argumento.
Debieran cubrirse de ignominia los que creen que abrir el comercio a los ingleses en estas circunstancias es un mal para la Nación y para la Providencia; pero, cuando concediéramos esta calidad al indicado arbitrio, debe reconocérsele como un mal necesario, que siendo imposible evitar, se dirige por lo menos al bien general, procurando sacar provecho de él, haciéndolo servir a la seguridad del Estado. (Moreno, 1810, p 119)
En lo que a la acuciante situación fiscal respecta, Moreno no cree justo cobrarle más impuestos a los trabajadores, reduciendo sus sueldos, sino que pide que se le saque a los mercaderes.
Fue una pobreza de ideas autorizar aquellos gravámenes sobre los comestibles y demás subsistencias del pueblo, cuando el estado actual del comercio y circunstancias de la Nación presentaban ventajosas proporciones de enriquecer el erario, formando al mismo tiempo la opulencia de la Provincia. (Moreno, 1810, p 125)
Tampoco era partidario de la solución del problema fiscal a través del endeudamiento el cual desaconseja tajantemente, para lo cual valen las siguientes citas:
Se dice generalmente que un empréstito bajo las seguridades que están a disposición del Gobierno, sería capaz de remediar los presentes apuros; pero V.E. puede estar seguro de que jamás encontrará esos socorros que se figuran tan asequibles y que a su consecución se seguirían consecuencias tan perniciosas, que quedaría arrepentido de haberlos encontrado. Todas las naciones en el apuro de sus rentas han probado el arbitrio de los empréstitos, y todas han conocido a su propia costa que es un recurso miserable con que se consuman los males que se intentaban remediar. Esto es consiguiente a su propia naturaleza, pues debiendo satisfacerse con las primeras entradas, o se sufrirá entonces un doble déficit, o faltarán prestamistas por el descrédito de los fondos sujetos a la satisfacción. (Moreno, 1810, pp. 122-123)
Como le pasará pocos años después a Pueyrredón, cuando en vano tratará de conseguir préstamos de Inglaterra y de los Estados Unidos para la causa americana, Moreno ya advertía dicho orden de dificultades: “¿Acaso ha creído V.E. que encontrará empréstitos suficientes si llegase a pedirlos?” (Moreno, 1810)
A su vez, advertía la dependencia que el endeudamiento podía significar en tanto los acreedores pasen a exigir nuevas condicionalidades ante nuevos empréstitos:
Engreídos prestamistas por haber salvado al Gobierno de tan peligrosa situación, se contendrán difícilmente en los límites de una situación respetuosa; la obligación en que contemplan al jefe, los alentará a injustas pretensiones y la más leve repulsa producirá quejosos y descontentos que acusen de ingratitud y pretendan castigar con el cobro de sus créditos y negociación de nuevos auxilios, la poca consideración con unos hombres que salvan el Estado con sus caudales. (...) La elevada autoridad de V.E. no ha de mendigar de sus súbditos los medios de sostenerse; estos deben depender de ella sin que ella dependa de nadie, y si la conservación del estado ha de vincularse a los voluntarios préstamos de comerciantes poderosos, lloraremos las resultas de un gobierno débil, pues no puede haber energía con acreedores de que se necesita. (...) Deberíamos temer las más tristes resultas, si no se arbitrase otro medio de sostener el Estado que los empréstitos de una voluntaria erogación. (Moreno, 1810)
El Moreno de la Representación no es conservador, advierte los cambios que estaban ocurriendo en el régimen colonial, los acepta y los profundiza. Es por ello que puede presionar al virrey en nombre de nada más y nada menos 20.000 hacendados (como le hace saber al final del texto) para que modifique la política económica del comercio colonial, que en tales circunstancias no era otra que un letal bloqueo económico. Moreno despliega un revolucionario pragmatismo que le permite plantearle abiertamente al representante del Rey la independencia económica de las Provincias respecto a los mercaderes de España. Y no en vano lo hace invocando la necesidad del mantenimiento del fisco:
Decir que el real erario está sin fondos es decir que los vínculos de la seguridad interior están disueltos, que los peligros exteriores son irresistibles y que el gobiernos débil por falta de recursos efectivos, no puede oponer a la ruina del pueblo sino esfuerzos impotentes. (Moreno, 1810, p 117)
Este elemento es central, y es absolutamente compatible con el Moreno del Plan pues en su discurso no se lee ni una sola vez la infaltable queja en todo discurso liberal sobre la nefasta intromisión del Estado en los asuntos del mercado. Al contrario, hay una interpelación a su fortalecimiento, el fortalecimiento de un Estado que así como un par de años atrás había ejercido exitosamente su independencia militar ante las invasiones inglesas ahora estaba experimentando una independencia económica de hecho para lo cual exigía el ajuste de las instituciones a la nueva realidad. Esa nueva realidad alcanzaría su culmine en la revolución que tendría lugar meses después, para entonces a Moreno no le costará mucho ponerse a la altura de los acontecimientos y volver a representar a los sujetos de la historia. De allí saldrá el “Plan de Operaciones”, un texto propio de tiempos de revolución pero que en definitiva no contradice lo apuntado en la Representación: independencia económica dirigida por el Estado nacional.
Belgrano economista de la periferia
El pensamiento económico de Belgrano es poco conocido cuando no mal comprendido. (Belgrano, 1963) Rápidamente lo etiquetan como “fisiócrata”, o mero reproductor de los autores europeos de la época. Pero en realidad abordó una gran amplitud de materias económicas que la historia oficial ha buscado callar debido a su crítica al liberalismo. No podemos decir que era un mero “fisiócrata” porque reconocía que la agricultura era apenas una de las tres fuentes de riqueza. Tampoco era un “metalista”, pues sostenía que los metales eran una riqueza de convención. La verdadera riqueza, la “riqueza real” encontraba en la producción. A su vez, tampoco era un “mercantilista”, si bien busca por todos los medios favorecer la situación externa del país favoreciendo las exportaciones y limitando las importaciones el desarrollo principal lo veía en el mercado interno.
Uno de los puntos más reveladores de la obra de Belgrano es haber sido un precursor de la “demanda efectiva”, corazón del pensamiento de John Keynes: “Los precios de todas las especies vendibles se arreglan por sí mismos en todas partes, siguiendo en ello la regla de la demanda efectiva, o lo que es lo mismo, según la mayor o menor copia de compradores” (Belgrano, 1963, p. 106). En el mismo sentido señala, “La superioridad de los progresos en el trabajo industrioso entre las naciones depende de la superioridad de sus consumos, sean interiores sean exteriores” (Belgrano, 1963, p. 259).
La industria debía ser alentada y guiada por el gobierno. Él sostenía que estaba en “la cuna” para la cual había que hacer política industrial, dice: “(...) tomar otras medidas para llevarlas por la senda recta y no dejarlas caminar al antojo y capricho, sin principio ni regla fija” (Belgrano, 1963, p. 129). Como vemos, tampoco era un liberal sino que creía conveniente la intervención del estado en la economía. El propio Belgrano nos aclara su idea de libertad:
Las restricciones que el interés político trae al comercio no pueden llamarse dañinas. Esta libertad tan continuamente citada, y tan raramente entendida, consiste sólo en hacer fácil el comercio que permite el interés general de la sociedad bien entendida. Lo demás es una licencia destructiva del mismo comercio. (Belgrano, 1963, p. 223)
El proteccionismo de Belgrano es claro “El modo más ventajoso de exportar las producciones superfluas de la tierra es ponerlas antes a obra o manufacturarlas”; “La importación de mercancías que impide el consumo de las del país, o que perjudican al progreso de sus manufacturas y de su cultivo lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”; “La importación de las mercaderías extranjeras de puro lujo en cambio de dinero, cuando este no es un fruto del país, como es el nuestro, es una verdadera pérdida para el estado” (Belgrano, 1963, p. 208).
Un elemento a destacar es la crítica que se podría hacer desde Belgrano a las tesis de David Ricardo, sobre todo teniendo en cuenta que fue escrita en 1810, siete años antes de que el autor inglés publicara sus Principios de Economía Política y tributación con el cual se pretendió condenar a los países según una división internacional del trabajo. Belgrano se discurre con erudición sobre las leyes de granos en Inglaterra, el mismo tema que motivara a Ricardo, pero a diferencia de este, Belgrano no trabaja con unidades “horas hombre” sino atendiendo a las particularidades de una encomia monetaria, donde hay movilidad de capitales entre los países, tipos de cambio y tasas de interés. De este modo, Belgrano puede ver lo que Ricardo no vio, y lo hace recurriendo a un ajuste “keynesiano”. Cuando dos países comercian lo hacen a través de dinero, esa entrada de dinero repercute en el alza o la baja de la tasa de interés, la cual termina determinando el nivel de actividad del país. Así, un país que tiene una posición superavitaria del comercio exterior tendrá más dinero y su tasa de interés descenderá, lo que favorece aun más su producción. En cambio, un país deficitario en el comercio exterior tendrá menos dinero y su tasa de interés subirá, desalentando aun más la producción. Pero a su vez incorpora las consecuencias del pago de deuda de los déficit comerciales, concluyendo que no hacen más que atrapar al país deudor en una desindustrialización:
El pueblo deudor de una balanza pierde en el cambio que se hace de los deudores una parte del beneficio, que había podido hacer sobre las ventas, además del dinero que está obligado a transportar para el exceso de las deudas recíprocas, y el pueblo acreedor gana, además de este dinero, una parte de su deuda recíproca en el cambio, que se hace de los deudores. Así, el pueblo deudor de la balanza ha vendido sus mercaderías menos caro y ha comprado más caro las del pueblo acreedor, de donde resulta que en el uno la industria es desalentada, en tanto que está animada en el otro. (Belgrano, 1963, p. 328)
La teoría monetaria de Belgrano es esclarecedora respecto a la circulación del dinero en tanto facilita el comercio. El esquema es como el M-D-M de Marx, y se funda en la división del trabajo de Smith. Belgrano advierte una propiedad del dinero que la hace más poderosa frente a las mercancías, en tanto no está expuesto al deterioro de las mismas, o una preferencia por la liquidez (Keynes) que lleva a que algunos atesoren en vez de consumir, provocando una crisis. Según Belgrano, allí reside “el origen de la usura o del interés del dinero”, y entre las consecuencias podemos destacar:
(...) la circulación natural está interrumpida a medida que el dinero que circula en el comercio está parado; cuando menos natural es la circulación, menos está el pueblo industrioso en estado de consumir, menos igualmente repartida está la facultad de consumir; en este caso serán más fáciles los acopios de dinero y será más raro el dinero en el comercio; cuanto más raro es el dinero en el comercio, más distante está su función de signo para venir a ser la medida de las mercaderías; el medio de volver el dinero al comercio es añadirle un interés relativo a su función natural de signo y a su cualidad usurpada de medida; todo interés asignado al dinero es una disminución de valor sobre las mercancías; cuanto más distante esté el dinero de su función natural de signo, más alto estará el interés; es evidente que la disminución de los intereses del dinero en un estado no pueden obrarse útilmente, sino volviendo a traer la circulación al orden natural. (Belgrano, 1963, pp. 338-339)
Belgrano advierte que en materia de deuda, no es la misma naturaleza la de un Estado que la del sector privado. Nos dice socarronamente: “Estos cálculos apurados hasta el exceso por algunos escritores ingleses, no son propios sino para entretener las imaginaciones ociosas y pueden introducir principios viciosos en una nación” (Belgrano, 1963, p. 359). El estado tiene como seguridades reales la suma de los tributos que puede levantar sobre su pueblo. Otra diferencia es que cuando los particulares contraen una deuda, tienen dos ventajas: pueden limitar su gasto personal hasta que haya dado cumplimiento; la otra, de poder sacar del empréstito una utilidad mayor que el interés, que están a obligados a pagar. En cambio,
(...) un Estado aumenta su gasto anual contrayendo sus deudas, sin ser dueño de disminuir los gastos necesarios a su manutención, porque está siempre en una posición forzada relativamente a su seguridad interior. Él no se empeña más sino para gastar, así la seguridad que saca de sus empeños, no puede acrecer las seguridades reales que ofrece a sus acreedores. (...) El uso el Estado hace de su crédito puede dañar al de los súbditos; en lugar de que jamás el crédito multiplicado de los súbditos puede ser útil al del Estado. (Belgrano, 1963, pp. 361-362)
El mecanismo señalado por Belgrano es similar al argumento de la “equivalencia ricardiana” a la hora de elegir financiar a un gobierno a través de impuestos en vez de deuda: “(...) la pesadez de las cargas que acumulan o perpetúa, donde es evidente concluir que toda enajenación de las rentas públicas es más onerosa al pueblo que un aumento de impuestos que fuese pasajero”. (Belgrano, 1963, p. 362)
También señala que el endeudamiento establece medios para subsistir sin trabajo, descuidando así el cultivo de las tierras haciendo que los fondos salgan del comercio, desvaneciendo las manufacturas, y a su vez, la facilidad del recobro de las rentas públicas, siendo un círculo vicioso de desfinanciamiento público y dependencia de nuevas deudas. A su vez, al ser más los que piden de los que prestan, el interés del dinero sube, y este inconveniente “viene a ser un nuevo obstáculo al acrecentamiento del comercio y la abundancia”.
En definitiva, al igual que Moreno la condena de Belgrano al endeudamiento de nuestro país es tajante, vasta para concluir las siguientes palabras:
El grueso interés del dinero convida a los extranjeros a hacer pasar el suyo para venir a ser acreedores del Estado. No nos detengamos sobre la preocupación pueril, que mira la arribada de este dinero como una ventaja: ya se ha referido algo tratando de la circulación del dinero. Los rivales de un pueblo no tienen medio más cierto de arruinar su comercio, que el tomar interés en sus deudas públicas.
Como hemos expuesto, tanto en Moreno como en Belgrano encontramos elementos que difícilmente puedan circunscribirlos a un liberalismo económico. El esfuerzo por fortalecer el estado y hacerlo intervenir en la economía de suerte de poder garantizar la independencia fue pensado por ambos próceres. Será San Martín el primero en llevar tales ideas a la práctica en su gestión como Gobernador de Cuyo.

Bibliografía
  • Belgrano, Manuel. (1963) Escritos Económicos. Buenos Aires, Circulo Militar.
  • Moreno, Mariano. (1809) “La representación de los Hacendados”, en Moreno, Mariano. Escritos Políticos y Económicos,Buenos Aires, La cultura argentina, 1915.
  • -----. “El Plan de Operaciones, Que el Gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra Libertad e Independencia”, en Escritos Políticos y Económicos, La Cultura Argentina, 1915.
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